sábado, 29 de agosto de 2015

Toscana con niños

La Toscana, lugar de mágico, unico, romántico, con una historia que se siente al respirar, que se vive en cada pequeña ventana que ha visto pasar sus días, uno de mis lugares favoritos.
Yo la
Había visitado solo por encimita en otras 3 ocasiones, pero esta cuarta fue descubrir un diamante, por algo tantas personas soñamos con visitarla, hay quienes dicen que es más su fama que la realidad, pero para mi, la Toscana tiene personalidad, te habla, te cuenta su vida, sus experiencias, sus sabores, sus noches serenas, sus vinos. Los paisajes son divinos, aplica decir el clásico trillado comentario "parece de película", pero es así, como un cuento. Siempre me pasa que si el paisaje me encanta trato de observar cada detalle para que resguardarlo en mi mente como una foto que se quede para siempre, entonces al alejarme volteo y volteo para replicar mil veces la imagen frente a mis pupilas.
Nos quedamos en La casa de Albertina (otra vez reservada por Airbnb) que ha sido una de las mejores  experienciasque hemos tenido, Lorenza la dueña es una mujer con corazón de oro,  atenta, cuidadosa e impecable. Estaba ubicada en un pequeño pueblo entre Florencia y Siena en la regional de Arezzo, teníamos un auto (Fiat por supuesto) y estuvo perfecto porque podíamos movernos cómodamente a los diferentes recorridos diarios usando Navmii  (una app GPS gratuita buenísima). Despues de un rico desayuno en la terraza que era una experiencia para el paladar: quesos locales, carnes frías, panecitos, frutas, cafecito Lavazza, total que un manjar matutino. Lorenza nos dejo una canasta llena de comida y el refrigerador con ricas viandas, adema de llevarnos un día una botella de tinto que mmmmm... Como no aprovechar, lo único es que nosotras tampoco nos resistimos a comprar vinito, así que hubo que terminar con esas botellas. Además de todo, le preparo a pulga  el cuarto con mil detalles hermosos, jueguetes, rompecabezas, una mesita para colorear, recortar, etc. Esa casa vale muchisimo la pena por los niños, te hace sentir en casa totalmente.
Durante nuestra estancia visitamos San Gimignano, Montepulciano, Pienza, Arezzo, Lucca, Cortona y Sienna. Todas me encantaron pero describiré a grandes rasgos cada una de ellas. En todas te tienes que estacionar fuera, así que se camina y camina, y camina. Para que la pulga aguantara las largas caminatas usábamos los gelatos como estímulo, acompañados de buenas comidas y unos buenos zapatos.
Empecemos pues, San Gimignano con sus torres y su plaza es hermosa!!! Parece que una princesa medieval se asomara por alguna de sus ventanas decoradas con banderines. La caminamos de pe a pa,   tiene hermosas tienditas encantadoras, románticas, hicimos una que otra comprita, y por supuesto probamos los mejores gelatos (con premios y toda la cosa) en la placita principal, además de tomarme religiosamente mi expresito, y esas paradas servían para dotar de energía a la pulga con algo deli.
Montepulciano y Pienza los recorrimos en un día, son divinos, con unos paisajes de cuento porque están en lo alto así que las vistas son espectaculares, ambos los recorrimos a patita, a la pulga le dije encantaba que encontráramos gatitos o perritos por ahí, las torres y las placitas. . Subimos a las torres y entramos a las iglesias. Para comer siempre checo desde antes con tripadvisor, y casi nunca falla, solo imprimo un mapita y preguntamos disque hablando italiano-castellano. 
Cortona, !que cosa! Esta enclavado en un montaña, así que la vista desde casa callejón, ventana, mirador, es espectacular, la plaza repleta de señores sentados en los escalones disfrutando la tarde, sus callecitas llenas de encantadoras tiendecitas, de antigüedades, de cerámicas locales, de pastas, especias, mieles, biscotis, aceite de oliva en todos sus estilos, dan ganas de llevarse todo. Nos encanta que todos son productos locales, y así le explicamos a la pulga como entre una comunidad y otra se ayudan para salir adelante.
Lucca, ahí nos vimos con la prima de una amiga que no mostró un poco de esa bella ciudad, mucho más grande que las anteriores pero con mil cosas bellas para visitar, la pulga estaba fascinada con las torres y las iglesias, eso de subir mil escalones le sacaba la energía que recuperaba con el siguiente gelato, y yo con un expreso.
Y por ultimo Siena que después de los otros pueblos es gigantesco, pero uno de mis preferidos. Tiene mil cosas que visitar, comida deliciosa incluido el tiramisu que la pulga ama, para ella subir a la torre fue toda una experiencia porque fue la mas grande que subió, 400 escalones en total. Visitamos dos museos pero su preferido fue donde esta la torre porque  encontramos una exposición de joyas reales que le encantaron, especialmente todas las que tenían figuras de animales y unicornios, se impresionaba de pensar que pudieron ser de una "princesa". De ahí visitamos la catedral de cebra (como ella le llama al duomo) que le encanto, con sus pilares rayados, pisos estampados y milagros (que para ella son encantadores corazones). Paramos en una que otra librería, y en uno de los museos tenían una sección para niños que le gusto mucho.https://instagram.com/p/69ZhVcwFwL/. 

miércoles, 26 de agosto de 2015

VISITANDO UNA TARDE PARIS CON NIÑOS

Tomamos el tren la frontera de Alemania con Francia a solo dos horas de Paris, super cómodo para la peques, se entretuvo con algunas hojas y una pluma, no más. 
Llegamos a la estación Gare du Nord donde compramos el paquete los boletos de metro, no sin antes tomar el mapita gratuito que tienen en las oficinas al lado las maquinas automáticas que afortunadamente está varios idiomas. Recomiendo comprar el paquete de varios boletos porque ya con sus 4 años pagó boleto reducido, el metro es la forma más fácil de moverse dentro de Paris, eso sí, subes y bajas escaleras como para quemar todos los quesos, croissants y crepas de nutella que te comes durante la visita.
Nos acomodamos en el depa que elegí por Airbnb (desde mi punto de vista la mejor página para reservas de apartamentos), estaba super bien ubicado a solo cuadra y media del metro, pero lo mejor de ese lugar era la encantadora y deliciosa panadería de la esquina, eso sí, no hablaban más que francés, pero a señas y con mi casi nulo francés logramos pedir pan dulce y baguettes a precios decentes para guardar en la mochila y alimentarnos el resto del día. Es cierto que a los franceses es mejor intentar hablar su idioma o intentar con español porque eso del inglés ahí no funciona.
Y ahora sí a caminar y caminar, afortunadamente pulga es un joya para eso, de repente parábamos en algún parque hasta que llegamos a Champs de Mars, los bellos jardines atrás de la torre Eiffel, y ahí, en un bello domingo por la tarde nos sentamos a comer baguette con orangina, en una banquita, sin mucho, más que la mochila, la cámara y el momento de disfrutar a los parisinos pasar, con la hermosa torre de fondo.
Después no quedó más que hacer la fila para subir a la torre porque esta pulga no se la pierde por nada, eso sí, antes nos acabamos las bebidas antes de llegar a la entrada, subimos hasta arriba porque para mi gusto no vale la pena solo subir a la mitad, caminamos por ahí, pasamos un buen rato donde están las figuras de cera de hay arriba dentro de una vitrina (no entiendo porque le gustan tanto), y bajamos a para comer un rico algodón gigante, de esos caros pero que valen la pena comprar una vez en la vida, y ver esa carita de gozo con la torre de panorama. 
Atravesamos Trocadero donde comimos una rica crespa atascada de calorías,  de esas para turistas como nosotros, y caminamos hasta Champs Elysees. Ahí entramos a Renault donde quedó encantada con un carrito que podía colorear y después scannear para verlo en una pantalla gigante como una carrera, le gusto tanto que volvimos los dos  siguientes días, yo ya no sabía donde meterme, pero ni como quitarle el gusto a esta pulga.
Era ahora tiempo de volver al hogar temporal pero la línea de metro que necesitábamos estaba cerrada, así que sin presupuesto no quedó más que deambular disfrutando la encantadora noche parisina hasta llegar casi a la media noche, esperaba con ansias ver pasar el auto de la película Una noche en París  (pero claro que no paso). 
Pero no queda duda que Paris tiene encanto, especialmente en una noche suave y fresca de noviembre al lado de mi pulga viajera.






BIENVENIDOS A VIAJAR CON NIÑOS

!Gracias por visitarnos! Bienvenido
Esta es nuestra historia, a la pulga y a mí nos encanta la paseada, andar de latitud en latitud, saboreando, respirando, sintiendo y perdiéndonos entre multitudes y territorios desconocidos, sintiendo esencias lejanas, aprendiendo de ellas. 
Te invitamos a compartirnos tus experiencias como padres con niños que aman experimentar viajando.